viernes, 22 de octubre de 2010

OTRA HISTORIA DE PERROS, INCREÍBLE!

CANELO  pertenecía a un hombre que repentinamente enfermó de gravedad. Antes, supieron ser amigos inseparables. La soledad del hombre era mitigada por la compañía siempre alegre de Canelo. Hasta ahí, todo muy normal.

El hombre padecía de problemas renales y tenía que someterse a tratamiento de diálisis. Lo que hacía entonces Canelo era esperar pacientemente a su dueño en la puerta del hospital donde iba a tratarse. Se quedaba tumbado allí hasta que su amo salía y volvían juntos a casa.

Sin embargo, el día menos esperado llegó: el dueño de Canelo sufrió complicaciones en su enfermedad, estuvo unos días internado y terminó muriendo. Canelo lo esperó todo esos días, pero el dueño, por supuesto, nunca más volvió a salir con vida del hospital.

Desde entonces, Canelo se convirtió en la encarnación de la fidelidad canina, pues esperó durante doce años la salida de su amo. El caso de Canelo tuvo revuelo internacional ya que apareció en muchos periódicos y reportajes, incluso la BBC.

Allí, en esa puerta, acabó sus días nuestro héroe. El fiel Canelo se quedó en la puerta y no hubo forma humana de moverlo de allí. Mirando fijamente a todas las personas que salían,  esperando ver a su compañero, a su amigo, pero en vano, así durante 12 años, escribiendo la historia de amor, de amistad, de las más bonitas que se conocen entre un animal y un ser humano. No volvió a oír más sus palabras, no volvió a sentir nunca más sus caricias.

Un día, se recibió en la perrera municipal una denuncia de un ciudadano sobre un perro abandonado en la puerta de un centro sanitario y del peligro que suponía para la salud pública. El perro fue cazado y llevado a la perrera, antesala de la muerte canina.

Entonces se movilizaron los trabajadores de La Residencia, los amantes de los animales y medio Cádiz encabezados por AGADEN (Asociación Gaditana para la Defensa y Estudio de la Naturaleza) en defensa de la vida y la libertad de Canelo y consiguieron su indulto ya que el teniente de Alcalde de Sanidad del Ayuntamiento de Cádiz firmó un decreto perdonándole la vida.

Probablemente sea el primer caso de indulto de un perro vagabundo conseguido por la presión popular. AGADEN lo adoptó, lo vacunó y le arregló los papeles para que dejara de ser un perro vagabundo, un indocumentado y aunque se le buscaron varias familias que lo acogieron, Canelo siempre escapaba una y otra vez y volvía a su lugar de espera, sin desmayo, vigilando día y noche la puerta del Hospital en espera de su amo y amigo.

La gente lo cuidó y le dio de comer como si Canelo fuera suyo durante 12 años. Este perro no fue un perro sin amo, fue el perro de todo Cádiz que lo quiso y lo cuidó como algo propio.

El 9 de diciembre de 2002, el fiel Canelo dejó de esperar. Fue atropellado por un auto que se dio a la fuga.

Unos dos años después, por iniciativa de AGADEN, con el visto bueno del Ayuntamiento, la asociación protectora de animales y las federaciones de vecinos 5 de Abril y Cadice, se decidió darle su nombre a una calle peatonal que el animal frecuentaba.

En el mismo callejón se colocó una placa de bronce con el torso en relieve del animal conmemorativa de este acto de fraternidad, fidelidad y amor entre un perro y su amo.